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|a La obra “Museo Buenos Aires” transcurre en un bar llamado Recuerdos del Plata, en tres noches que se confunden en una sola: la de la trasnochada. “El “Museo... ”, sí, fue invento mío... y del vino. La noche en que me enteré que mi mujer estaba embarazada, fue el día desgraciado en que me echaron del laburo. El bar y el vino me ayudaron. Y los muchachos también.”. Los personajes de esta obra se comportan como marginales, seres egoístas y desesperados, como supervivientes sin rumbo y sin raíces. Pero todos, en circunstancias límites, tendrán que elegir algo, para ellos mismos o para los demás, que pondrá en peligro su propia integridad y la de quienes los rodean. ¿Elegirán ser protagonistas o espectadores de sus vidas? ¿Se animarán a asumir el simple riesgo de decidir? En planos de magia y de realidad, y en un histérico y oscuro juego de representación que deciden iniciar, despertarán a fantasmas y a seres oníricos, que, misteriosamente, son convocados a una extraña “Rebelión Mágica”. Las verdades de un curda, el talento vanidoso de un artista, un ánima en pena que pugna por miles de almas que lo habitan, la enajenación del que trabaja con sus manos, la lucidez de un loco, el elocuente silencio de un violento, el útil pragmatismo del mezquino, la taimada sabiduría de una mendiga, la seducción engañosa de un vendedor de aire, e, imprescindiblemente, la presencia sometida e irrenunciable de una muchacha, llevarán a este colectivo de marginados a decidir algo más que la ruindad; por ser eso mismo, por ser un grupo, por necesidad. Museo “Buenos Aires”, es enorme, indescifrable. Recorrerlo completo, es imposible. Es una metáfora real en permanente proyecto. Es un espacio detenido que nunca termina de crearse. Esta obra, propone dos recorridos independientes, que, a la vez, se juntan: “Réquiem” y “El Ser Naciomal”. Porque el “Museo” es uno solo. Es todo. El autor.
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